Por: Claudia Ruiz Rodríguez
Congreso Mundial de Psicomotricidad – León, Gto
¿Qué es el masaje infantil? Una antigua tradición hindú y de muchas otras culturas, que poco a poco va adquiriendo importancia en occidente por los beneficios que éste aporta al niño y a la interacción con sus padres.
- El masaje infantil es una experiencia de contacto corporal, de amor y de caricias que los padres pueden ofrecer desde muy temprana edad a sus hijos.
- El masaje infantil es una técnica tierna, agradable y fácil que facilita la intimidad, la comunicación, la empatía y la confianza entre padres e hijos.
- Un espacio para el intercambio de sensaciones y sentimientos.
- Una oportunidad para el desarrollo humano mutuo.
- Una sintonía de corazón a corazón.
- Un canto a la vida.
El masaje infantil es un recurso muy valioso para la intervención temprana tanto en el ámbito educativo como en el clínico.
Las experiencias vividas hasta el día de hoy utilizando como recurso de intervención el masaje infantil, me permiten afirmar que esta técnica es útil y eficaz para restablecer, fortalecer y promover vínculos primarios de seguridad entre padres e hijos, además de los múltiples beneficios que a nivel fisiológico reconozco que aporta esta técnica.
No hay intervención temprana que sea en verdad significativa y benéfica para el niño y su desarrollo, si ésta no tiene en el horizonte promover y fortalecer el vínculo del niño con sus padres naturales o sustitutos.
No hay técnica o intervención que sea efectiva si no se ocupa de mirar al niño como persona y de colaborar para que éste pueda emerger y desarrollarse con sus propios recursos a través de una relación genuina y amorosa con la madre y el padre.
Cualquier programa de intervención temprana debe dar de una u otra forma un papel relevante a la relación del niño con sus padres. Pues es a través de esta relación que el niño se constituye, no hay otra posibilidad.
El masaje infantil desde esta perspectiva es un recurso maravilloso para que los padres puedan entablar una relación auténtica e intensa con su hijo, colaborando así activamente con el desarrollo integral de éste.
“La relación con los padres es el primer contacto grato u hostil que el niño tiene con el mundo, contacto que marcará de manera importante la personalidad, el desarrollo y el futuro del niño”. (Ruiz, 2004)
El intercambio a través del masaje permite a los padres una actitud de apertura, de escucha empática, de aceptación incondicional y de confianza. Actitudes que asegura Carl Rogers son indispensables para ayudar a que emerja y se construya la persona humana.
El masaje ayudará a la madre y al padre a intensificar la unión establecida desde el vientre y en el momento del nacimiento, permitiéndoles a través de ésta intimidad reconocer a su hijo como un ser humano. “Lo humano solo se descubre a través de lo humano” (Savater).
Solamente cuando los padres reconocen la humanidad que hay en su hijo, es que pueden brindarle sostén, contención y seguridad y en su momento fomentar la autonomía e independencia.
He sido testigo de que a través del masaje infantil muchos padres y niños se reconocen humanamente, es a partir de aquí como podemos hablar de una búsqueda genuina del bienestar y del desarrollo del niño..
El masaje es entonces mucho más que una técnica, propone una filosofía de vida que ofrece un concepto específico de ser humano. Ser humano que desea ser reconocido, respetado y abrazado en su totalidad y su singularidad, como un ser perfecto, único e irrepetible.
Desde esta perspectiva y en un contexto donde nos enfrentamos a un trastorno de desarrollo, el masaje ofrece a los padres una oportunidad para la interacción y la intervención. El masaje les permitirá sentirse útiles y activos en estas circunstancias.
Un niño con trastorno de desarrollo es de una u otra manera un atentado contra los parámetros y las expectativas de los padres. Puede darse con facilidad en estas circunstancias una inhibición de la sincronía en la interacción con el niño, lo que llega a producir un sentimiento de separación con respecto al hijo.
Los padres con hijos con dificultades suelen verse avasallados, enojados y confundidos frente a esta situación. Situación en donde quizá no hay razones ni explicaciones, pero sí desorden, incertidumbre, angustia, inseguridad, rechazo, culpabilidad, dolor o impotencia. Las reacciones emotivas de los padres al descubrir la dificultad de su hijo varían enormemente. Un sin fin de sentimientos encontrados van y vienen en el corazón y en la cabeza de estos padres. ¿Quién contiene a éstos padres?
Un trastorno del desarrollo es un encuentro brutal, en el momento menos esperado con la complejidad humana, complejidad a la que todos de una u otra forma nos tenemos que enfrentar a lo largo de la vida, sin embargo este evento vivido en carne propia y manifestado en esa prolongación de nosotros que son los hijos, es un dolor muy grande, que es difícil de sobrellevar. ¿Cómo podemos ayudar en verdad a estos padres a enfrentar y abrazar su situación?
El masaje en este contexto es un recurso valioso para ayudar a los padres a reivindicarse con ellos mismos, con su hijo y con su labor, así como la oportunidad para enfrentar amorosa y dignamente su situación, vinculándose intensamente con su hijo y aceptándolo tal como es y como se manifiesta, con lo que tiene y no tiene, con el trastorno o el síntoma, con la vulnerabilidad y complejidad que este manifiesta.
Al respecto muchos padres con hijos con trastorno del desarrollo que vivieron la experiencia del masaje nos comparten:
“El masaje me ha permitido el acercamiento y la conexión con mi hija.”
“He podido perdonar por el hijo que no tuve y aceptar y aprender a amar al que si tengo”.
“El masaje me ayudo a sentirme útil como madre”.
“Me he sentido reconocida como madre y he podido reconocer a mi hijo como persona a pesar de su limitación”
“He aprendido a aceptar el cuerpo, los pies y la fisonomía de mi hijo”.
Vimala Schneider autora de la técnica de masaje infantil en occidente nos dice:
“El masaje infantil puede ser un sistema maravilloso de unión entre padres e hijos con necesidades especiales. Aunque las ventajas fisiológicas son muchas, el objetivo principal del masaje es la interacción y conexión amorosa de los padres con su hijo, no es una terapia más. El masaje diario vincula al progenitor con su hijo de una forma que no llega a ser superada por ningún otro tipo de interacción. Los niños con necesidades especiales se benefician aún más que los otros de este tipo de intimidad. Para los padres el masaje es un recurso valioso para conocer, comprender y comunicarse mejor con éste hijo que seguramente tiene algunos canales de comunicación cerrados. Los padres podrán familiarizarse con el aspecto del cuerpo de su hijo y convivir con las tensiones y distensiones de éste, reconociendo así y entendiendo mejor su lenguaje corporal y las expresiones de éste”.
El Touch Research Institute está llevando a cabo numerosos estudios que demuestran que los bebés con problemas muy diversos: prematuros, seropositivos, autismo, artritis reumática, síndrome de Down, con retraso en el desarrollo… que se benefician del contacto físico y amoroso a través del masaje, reportan un descenso en las hormonas de la ansiedad y el estrés, así como una mejora en los valores en todos los exámenes clínicos.
El papel del psicomotricista en toda esta propuesta, es intervenir como mediador de la relación entre los padres y el hijo, éste solo facilita y promueve el encuentro significativo entre ellos, creando un ambiente de acogida, confianza, armonía y tranquilidad para que emerja dicha interacción.
El psicomotricista no es quien interviene directamente con el niño, la labor de éste es enseñar la técnica de masaje a los padres, a través de un curso de formación, para que estos puedan en adelante practicarlo cotidianamente con su hijo, en el momento que estos crean que es apropiado y cuando el niño y los padres muestren disponibilidad.
Es también propio de la labor del psicomotricista desde esta perspectiva ofrecer a los padres durante el curso de formación contención y una relación de ayuda efectiva y genuina que les permita:
1) Sentirse aceptados como personas y en su situación.
2) Incrementar la confianza en sí mismos.
3) Expresar su experiencia y compartir sus sentimientos en torno a ésta.
4) Compartir con otros padres y niños, que no necesariamente tienen la misma circunstancia.
5) Sentirse contenidos y apoyados por el psicomotricista y por el grupo.
6) Establecer una relación amorosa y significativa con su hijo.
7) Darle un sentido valioso y humano a su realidad y experiencia.
Ofrecer esta relación de ayuda desde un enfoque centrado en la persona, es lo pertinente, pues los padres crecen, se fortalecen y aprenden de esta relación, más no se hacen dependientes del apoyo que aquí se les ofrece.
Se trata de ayudar a los padres a sacar todos los recursos personales para hacer frente a su situación, vistiéndose solo de refuerzos externos: técnicas, métodos, actividades y sugerencias que aporten en verdad algún beneficio a ellos y a su hijo.
El poder lo tienen los padres, no el psicomotricista, éste solo puede colaborar con sus conocimientos, su profesionalismo, su tiempo y su dedicación para enfrentar de la mejor manera este trastorno del desarrollo.
Manifiesto con gusto pero también con mucho dolor, por aquello de la parte narcisista, que en todo este proceso de acompañamiento a padres y niños he aprendido a renunciar poco a poco al protagonismo personal y profesional, para dar paso a poner la razón, la voluntad y los propios recursos al servicio y en favor del crecimiento y el bienestar de ellos. Yo solamente he sido el medio. Los invito a repensar desde su corazón y desde su propia trinchera, este punto, despojándose en las medidas de sus posibilidades de ese protagonismo que muchas veces nos ata y nos impide hacer un verdadero bien a los que nos rodean.
La función del grupo ha sido fundamental en este proceso de relación y en los cursos de masaje, pues es a través de la aceptación y el apoyo del grupo como se hace posible que los padres vayan asimilando y aceptando su situación. El grupo es el primer examen que tienen que pasar los padres, examen que suelen aprobar con mucho éxito, abriéndoseles así un camino más afable y comprensivo en adelante.
La comprensión y el apoyo del grupo hacia el niño y los padres es fundamental para reconciliación y aceptación de la situación.
A través del masaje los padres ayudan a sus hijos a través del contacto humano a renamorarse una y otra vez de la vida. “El masaje: una oportunidad para abrazar con las manos y el corazón (Ruiz, 2004).
Ojalá toda experiencia de intervención psicomotriz pudiera ser una experiencia humana significativa y liberadora.